El turismo ha sido uno de los sectores más castigados por el COVID-19. Según la OMT, 10% del PIB mundial correspondía al turismo antes de la pandemia, y ese porcentaje era mucho mayor en destinos que siempre han dependido directamente de este sector como Maldivas, Macao, Aruba y otras muchas regiones de Asia y América, principalmente.
El descenso de las restricciones y el avance de la vacunación empiezan a dar un respiro a este principio del fin de la pandemia. Las previsiones apuntan a un crecimiento rápido del sector, pero con cambios esenciales tanto para el turista como para el empresario.
Para empezar, la colaboración público-privada será clave para remontar: se necesita reforzar la marca, generar productos comercializables y asegurar la conectividad aérea. Los países se han visto obligados a financiar favorablemente a operadores turísticos, promover las estadías de larga duración y el turismo nacional para hacer resurgir el sector. Pero también se incrementan los destinos que implantan la tasa turística por pernoctación con la que se pretende reinvertir en infraestructuras y promoción de los destinos maduros. En España tenemos el ejemplo de Cataluña, donde se aplica la tasa, aunque ya ha y muchas ciudades europeas que vienen haciéndolo desde hace tiempo, como Roma, Venecia, Praga o Berlín.
Otra tendencia clara en el papel de los países frente a su turismo es diversificar, creando una oferta más amplia, accesible y cómoda para todos, algo crucial si tenemos en cuenta el envejecimiento generalizado de la población. Paralelamente surge la necesidad de desestacionalizar el turismo, de manera que haya productos que cubran los doce meses del año.
Por otro lado, la excelencia turística incorpora hoy una condición sine qua non: el protocolo de salud e higiene. En este sentido, la comunicación y la tecnología se consolidan y buscan adaptar el servicio a las necesidades del cliente. Un ejemplo es la aparición de los sistemas “sin contacto”. Actualmente 70.000 alojamientos de Expedia admiten el pago con criptomoneda a través de la plataforma digital Travala. Por su parte, Accor Key, el programa lanzando por la cadena Accora principios de 2021, ya permite a los viajeros acceder a sus habitaciones y todos los servicios del hotel mediante una llave digital descargada por aplicación, lo que supone más higiene y menos plástico.
La pandemia ha favorecido también el incremento de seguros médicos y de cancelación e incluso podemos hablar de cierto reflorecimiento de la agencia de viajes clásica, donde el cliente busca confianza y respaldo humano antes de tomar la decisión de viajar.
Por último, la era del coronavirus ha reforzado la idea del turismo sostenible. Eficiencia energética, una oferta turística cohesionada y el abandono de modelos turísticos obsoletos basados en el simple lujo hotelero. Incluso empieza a expandirse un nuevo tipo de turismo regenerativo y de concienciación que desea dejar el lugar mejor que cuando llegó, a través de actividades colaborativas con el desarrollo y crecimiento local.
Las píldoras de hoy:
OMT: Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas.
Conectividad aérea: media global del servicio disponible atendiendo a importancia económica de origen y destino, fiabilidad, frecuencia de vuelos y conexiones.
Tasa turística por pernoctación: Impuesto al turista por pasar la noche en ese lugar.
Alojamiento: Lugar para hospedarse de forma temporal.
Estadía: tiempo de permanencia en un sitio.
Sin contacto: También llamada tecnología contactless. Método de acceso o pago no físico.
Destino maduro: aquellos ya desarrollados pero que actualmente se encuentran estancados o en decadencia.
Desestacionalizar: Hacer que algo no se limite a una temporada del año.
Turismo regenerativo: Aquel que busca el impacto positivo en el lugar que visita.